martes, 4 de noviembre de 2014

TÉCNICAS DE ESTUDIO.

 Fue una hermosa celebración, un domingo lluvioso de

 noviembre. La catedral olía a humedad, a cera y a 

incienso, y un buen grupo de nobles caballeros tuvieron la 

deferencia de acudir vistiendo sus jubones de fiesta sobre 

sus cintos. Avanzó el obispo con pasos lentos y trabajosos 

que sujetaba en la mano derecha, y sosteniéndose 

asimismo 

sobre mi hombro con su mano izquierda. Sabiéndome el 

centro de todas las miradas, caminaba yo con falsa 

humildad fijos los ojos en el suelo, sin delatar la arrogancia 

que me envanecía por dentro..."

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