2.....Los habitantes de Lagash eran, por regla general, agricultores y ganaderos, barqueros y pescadores, mercaderes y artesanos. La vida económica de la ciudad se hallaba regida por un sistema mixto: en parte era «socialista» y dirigida, y en parte era «capitalista» y libre. El suelo pertenecía, en teoría, al dios de la ciudad, o sea, dicho en otras palabras, al Templo, que lo administraba en interés de todos los ciudadanos. Pero, de hecho, si bien el personal del Templo poseía una fracción importante de tierras que arrendaba a aparceros, también había gran parte de tierras que eran de propiedad particular. Ni siquiera estaban los pobres desprovistos de tierras propias; y si no tierras, siempre poseían alguna alquería, algún jardín, alguna casucha o alguna cabeza de ganado.
3...Las condiciones precisas según las cuales los primeros ishakkus llegaron al poder son todavía inciertas para nosotros; es muy posible que los ishakkus hubieran sido elegidos por los hombres libres de la ciudad, siguiendo, tal vez, el consejo de los administradores del Templo, los sangas, cuyo papel político parece determinante. Sea como fuere, lo cierto es que el cargo pronto se hizo hereditario. Entonces, los ishakkus, vueltos poderosos, tendieron, por ambición, a aumentar su poderío y sus riquezas a expensas del Templo, cosa que provocaba a menudo conflictos entre éste y el Palacio.
4...Los habitantes de Lagash eran, por regla general, agricultores y ganaderos, barqueros y pescadores, mercaderes y artesanos. La vida económica de la ciudad se hallaba regida por un sistema mixto: en parte era «socialista» y dirigida, y en parte era «capitalista» y libre. El suelo pertenecía, en teoría, al dios de la ciudad, o sea, dicho en otras palabras, al Templo, que lo administraba en interés de todos los ciudadanos. Pero, de hecho, si bien el personal del Templo poseía una fracción importante de tierras que arrendaba a aparceros, también había gran parte de tierras que eran de propiedad particular. Ni siquiera estaban los pobres desprovistos de tierras propias; y si no tierras, siempre poseían alguna alquería, algún jardín, alguna casucha o alguna cabeza de ganado. La conservación del sistema de irrigación, esencialísimo para la vida de la población en aquel país desértico, tenía que estar necesariamente asegurada en común; pero, bajo otros aspectos, la economía se hallaba relativamente libre de restricciones. La riqueza y la pobreza, el éxito y el fracaso dependían en gran parte del empuje y del esfuerzo individual. Los más trabajadores de los artesanos vendían los productos de su fabricación en el mercado libre del pueblo o de la ciudad. Había mercaderes ambulantes que, por vía terrestre y marítima, mantenían un comercio floreciente con los estados vecinos, y no cabe la menor duda que entre ellos había particulares, además de los representantes del Templo. Los ciudadanos de Lagash tenían bien arraigado el sentimiento de sus derechos y desconfiaban de toda acción gubernamental que tendiese a atentar contra la libertad de sus negocios y de sus personas. Y era esa libertad, juzgada por ellos como el primero y principal de sus bienes, lo que los habitantes de Lagash habían perdido, según relata nuestro vetusto documento, en los años anteriores al reinado de Urukagina.”
5....“Parece ser que estas condiciones geográficas favorecieron el desarrollo de sistemas de riego comunales, unos sistemas que a la sazón no estaban elaborados pero que aun así mejoraban notablemente la producción de cebada (habían pasado de cultivar dos hileras a seis) y que también demostraban a la población las ventajas de trabajar en colaboración.
6...Se proyectó esa ansiedad en actividades de....espíritu comunitario: construcciones monumentales que requerían mucha mano de obra. Por estos motivos es posible que la religión cobrara más importancia en las ciudades que en otras configuraciones anteriores.”
8.......“Los templos eran tan importantes —y tan grandes— que desempeñaban un papel esencial en la vida económica de las primeras ciudades. Varios registros del templo de Baba (o Bau), una diosa de Lagash, demuestran que poco antes de 2400 a.C. los templos y sus terrenos tenían una extensión de más de 2,5 kilómetros cuadrados. La tierra se utilizaba para todo tipo de cultivos y podía alimentar hasta a 1.200 personas al servicio del templo.”
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